Valladolid, Yucatán a 12 de septiembre de 2025.
Con gratitud y sentimientos encontrados, la comunidad del Instituto Tecnológico Superior de Valladolid (ITSVA) se despide de Luz Magdali Gómez Cosgaya, quien después de 24 años ininterrumpidos de servicio al frente de la biblioteca, decidió emprender un retiro voluntario por motivos personales, dejando tras de sí una huella imborrable en la historia de la institución.
En una plática con Magdalí Gómez Cosgaya compartió que lo más grande que le deja su paso por la biblioteca es el aprendizaje de la paciencia. Recordó con emoción que durante este tiempo fue confidente y consejera de muchos alumnos, siendo para ellos un verdadero paño de lágrimas, además de que tuvo la fortuna de hacer grandes amistades y ver crecer a generaciones de jóvenes que hoy son profesionistas.
La bibliotecaria recordó los inicios en el edificio A, donde la primera biblioteca funcionaba con apenas 300 libros. Hoy, el acervo cuenta con 7,296 ejemplares, cada uno con control magnético, reflejo del crecimiento académico que acompañó durante más de dos décadas.
En su trayectoria, Luz Magdali compartió esfuerzos con compañeros como Thelmy Cetina, David Cervera, Margarita Díaz, Jesús Aguilar, Miguel Uicab, Emmanuell Chan y Freddy Moo, entre otros. También fue testigo del paso de siete directores generales, presenciando la transformación y consolidación del ITSVA a lo largo del tiempo.
Al hacer un balance de su vida profesional, señaló que lo más valioso ha sido haber visto pasar a miles de estudiantes, quienes la recuerdan con cariño y agradecimiento. En este proceso de despedida, expresó un agradecimiento especial al Mtro. Héctor Daniel Aguilar Rivero, director general del ITSVA, por el respaldo y la oportunidad de dar continuidad a su retiro voluntario, gesto que calificó como un acompañamiento respetuoso y humano.
Con su partida, Luz Magdali Gómez Cosgaya no solo deja vacante un espacio físico en la biblioteca, sino que se despide como testigo privilegiada de la historia del Tecnológico, como guía silenciosa de generaciones y como símbolo de compromiso y entrega. Su legado vivirá en cada libro, en cada estudiante y en cada recuerdo que se conserve en las paredes del ITSVA.